jueves, 14 de febrero de 2013

Chicas ya estan terminadas las primeras temporadas de mis novelas...

~ El internado. El amor no es un juego~ [justin&tu]~~
                   1° temporada Ƹ̴Ӂ̴Ʒ cliquea qui
                                            2° temporada proximamente


SINOPSIS


El internado. El amor no es un juego.

Un internado.
En el que todo podria pasar...
Una historia diferente a las demas.
Que todo te hara cambiar de opinion.
Donde el amor es una completa traicion.
Nunca confies en ellos.
Por que te haran daño mas de lo que piensas.
___ Farrow una chica que piensa que el amor es todo para ella.
Ella conoce a un chico...
Que cree que cambio su vida.
Pero en aque internado la espera otro mas.
Una pelea entr dos amores...
¿Con quien se quedara?
¿Con su verdadero amor o con quien le causara la muerte?

                                                                    Trailer de la novela -----> Aqui




✡Un internado magico✡ - Justin y Tu (Seres sobre naturales )




             Terminada       1° Temporada Ƹ̴Ӂ̴Ʒ cliquea aqui
       En progreso   2° Temporada Ƹ̴Ӂ̴Ʒ cliquea aqui   



Ƹ̴Ӂ̴Ʒ Sinopsis Ƹ̴Ӂ̴Ʒ

 ___ Blake(Se pronuncia bleik), es una chica muy, muy hermosa, tiene unas curvas bien definidas se puede decir que perfectas, tiene unos labies carnosos y rosados que los ase muy deceables por cualquier chico, su pelo es castaño y tiene ojos miel, tiene 16 años, es casi perfecta y es muy deceada por los chicos, simpre se viste a la moda y viene de una familia adinerada, pero es una chica humilde un poco terca y orgullosa, no le gusta que los chicos se crean que con solo mirarla ya la pueden conquistar, ella es hija unica, todo en su vida era normal, le gustaba la siencia ficcion y soñaba con gtener alas y volar se podria decir que era soñadora, sus amigas siempre la apollavan ellas erna Adela y Danny, no es que no tenga mucos amigos pero ellas eran en las que mas confiavan las otras chicas estaban con ella por popularidad... Pero un dia sus padres le confiesan algo a lo que ella se impreciona pero es como un seño echo realidad, asta que despues la mandan a un internado... En donde comiensa una historia llena de aventura, amor y magia, con nuevas amistades y enemistades... Esta es la historia de ___ Blake .

miércoles, 13 de febrero de 2013


Capítulo 8


Mis preguntas todavía no tenían respuestas. Caminé rápidamente de
vuelta al estadio iluminado, frustrada con Justin y su determinación por ser evasivo, incluso cuando él mismo parecía ser la causa de mi vida hecha desastre.

El campo lleno de piratas celebraba mientras caminaba por entre las masas de estudiantes y padres. Comencé a buscar a Miranda y a Wyatt.

Una risa familiar llamó mi atención y me giré para ver a Kendra con sus
manos en el pecho de Justin mientras él bajaba la mirada hacia ella con una sonrisa en su rostro. Me congelé.

Él parecía contento y despreocupado con la atención de la animadora
rubia, cuando hace solo momentos se encontraba maldiciendo hacia el cielo y diciéndome que amenazara a cualquier otra alma parlanchina que tuviera contacto conmigo. La urgencia de acercarme a Kendra y jalarla por los cabellos hasta que estuviera a unos buenos tres metros lejos de Justin, era difícil de resistir. Sus ojos se apartaron de los de Kendra y me encontraron. Asintió como saludando antes de volver su mirada a la chica en sus brazos.

Tragué la sensación de traición y retiré mi mirada lejos de ambos. Justin no me pertenecía, así que, en realidad, no me traicionaba. Ese recordatorio no me hizo sentir para nada mejor. En ocasiones, parecía como si Justin Bieber y el alma fueran dos seres completamente distintos. Confiaba en el alma. Justin Bieber me confundía.

—¡__(tn)!

La voz de Miranda se escuchó por entre las voces de celebración. Me giré, sin estar segura de poder enfrentarla en estos momentos. Miré de nuevo hacia el estacionamiento, pensando en alguna manera de poder escapar. Pero mi casa ya no parecía segura. La hermosa alma rubia me había asustado.

—¿__(tn)? —Llamó Miranda, de nuevo, y volví mi atención nuevamente a la multitud, sabiendo que debería ir hacia ella. Leif estaría esperándome. Sin embargo, esa yo que conseguiría, no era la que merecía. No celebraba por la victoria. En vez de eso, me encontraba aterrorizada de lo desconocido.

Ve con ellos. Estoy aquí. Te encuentras a salvo. 

La voz de Justin llegó fuerte y clara por entre las voces de la multitud. Justo como antes, nadie más pareció escucharlo. Busqué su familiar rostro entre aquellos de las personas a mí alrededor.

—¡Jesús, __(tn), estás sorda! ¿Dónde has estado? Vámonos.

Miranda tomó mi brazo y comenzó a jalarme por entre la gente que
celebraba. Le permití llevarme y forcé una sonrisa. Leif lo esperaría de mí.

Miranda y Wyatt lo esperarían de mí. Iba a terminar diagnosticada de loca si no me controlaba.

—¡Allí está!

Me gritó Miranda al tirarme hacia Leif. Él acababa de salir de los vestuarios, recién bañado y con un par de vaqueros descoloridos
y un jersey limpio. Tomé una gran bocanada de aire y plasmé una sonrisa en mi cara. Él miró en mi dirección y lo saludé con la mano. Sonrió ampliamente y corrió hacia mí. Antes de poder darme cuenta, me  levantaba y presionaba contra su pecho. No tuve tiempo de prepararme para cuando sus labios cubrieron los míos. Sus brazos a mi alrededor eran cuidadosos debido a que mis costillas todavía sanaban. Él me recordaba la calidez y la seguridad.

Subí mis manos hasta su pecho, esperando poder aferrarme a él un poco más y pretender que de verdad me encontraba a salvo. Sus manos se deslizaron por mi cabello e inclinó mi cabeza hacia atrás al profundizar más el beso. Lo tomé completamente. Necesitaba este sentido de normalidad. Esta falsa sensación de seguridad. Leif era real y representaba todas las cosas seguras. Necesitaba esa conexión con el mundo. En este momento necesitaba lo que me ofrecía. Sin embargo, bailando peligrosamente en el fondo de mi mente, habían pensamientos de otra boca, lo que parecía revolver cosas aún más intensas dentro de mí. Cerré mis ojos con más fuerza, intentando luchar con el deseo de tener los brazos de Justin presionándome más cerca, con sus perfectamente esculpidos labios contra los míos. Esto era seguro. Leif era saludable para mí.

Rompió el beso y se separó solo un poco, me di cuenta que su respiración era irregular, no como la mía. Él parecía aturdido.

—Eso fue aún mejor de lo que había imaginado. —dijo, sin aliento.

La punzada de culpa que me había estado embargando, desde que Justin se había metido bajo mi piel, me recordó que esta era la decisión correcta.

—De acuerdo, ustedes dos necesitan o conseguir un jodido cuarto, o salir a la superficie por aire para poder ir a buscar algo de comer. Muero de hambre. —La divertida voz de Wyatt entró al pequeño mundo en el que nos habíamos perdido por entre la multitud de gente.

Leif me guiñó y deslizó su brazo alrededor de mi hombro.

—Vamos a comer. —dijo, sonriendo como un pequeño niño al que le acaban de dar caramelos. Me aferro a él por lo que representaba en mi vida, no porque lo deseara, pero aparté eso de mi mente. Pensar en el asunto solo hacía que la culpa aumentara.

* * *

—Después del juego de esta noche no veo cómo los Scouts pueden mantenerse apartados. —dijo Wyatt, sonriendo desde el otro lado de la mesa frente a Leif y yo.

Leif rió. —Un juego no derrotará a los Scouts de la universidad, sabes eso.

Wyatt llevó una papa frita hasta su boca. —Un par más como ese y descenderán. —dijo, seguro de sí mismo.

El pulgar de Leif acarició mi mano. Había comenzado a sostenerme la mano cada vez que nos encontrábamos juntos. Era dulce.

—Oh, qué asco ¿Tenían que venir aquí? Es decir ¿Por qué no simplemente se lleva a la chica pulpo a un hotel y nos dejan comer en paz? —dijo Miranda en voz molesta, mientras me daba una expresión de conocimiento.

Alcé la mirada, para ver a Justin entrar por la puerta con una muy pegada Kendra a su lado. Alcancé mi soda y decidí estudiar la tarjeta de comercio puesta debajo del vidrio encima de la mesa—. Creo que la única manera en que pueda estar más cerca de él, es si envuelve las piernas a su alrededor y él se ve en la obligación de cargarla. —dijo Miranda en tono de asco.

Wyatt rió. —De acuerdo, Miranda, deja tranquila a la pobre chica. Parece que la estrella de rock tiene sus manos llenas tratando de evitar que lo viole. No necesita que andes haciendo comentarios sarcásticos. —Miranda rió tontamente y descansó su cabeza en el hombro de Wyatt.
—¿Qué lo viole? Me gusta esa. Desearía haberla pensado. —Wyatt sacude su cabeza mientras lleva otra papa frita a su sonriente boca.

Leif suspiró. —Tiene muchos problemas que hacen que actué como lo hace. —Lo miré y me di cuenta que parecía más preocupado que divertido.

Miranda rodó los ojos. —Tú lo sabrías. Saliste con ella como por tres años.

Leif bajó la mirada hacia mí. —Sí, lo hice, pero solo porque la única chica que quería, parecía que yo no le gustaba completamente.

Sonreí y apreté su mano.

—Era estú.pida. —Era verdad. Conocer a Leif me enseñó que juzgar a otros no era solamente malo, sino que provocaba que me perdiera amistades con personas especiales.

Sus ojos se tornaron serios y se inclinó, pero se detuvo justo antes de que sus labios tocaran los míos.

—Eres brillante. Quizás solo un poco lenta en la aceptación, pero brillante de todas maneras. —Sus labios tocaron gentilmente los míos.

De nuevo, me sentí segura. Un profundo gruñido me sorprendió y brinqué hacia atrás, mirando a Leif para ver si había estado gruñendo. El confundido ceño en su rostro me dijo que no había sido él. Su pulgar acarició mi labio inferior y el gruñido comenzó nuevamente.

Definitivamente no era Leif quién hacia esos sonidos de animales.

— ¿Estás bien? —Preguntó suavemente.

—Lo siento, pensé que habías dicho algo. —Expliqué, forzando una sonrisa. Sonrió y dejó caer su mano de mi rostro. El gruñido disminuyó y miré alrededor de la habitación.

Justin se encontraba sentado en la mesa de la esquina junto a Kendra, quien parecía estar hablando animadamente con otra animadora al lado de ellos. Sus ojos me miraron con un brillo posesivo. Había sido él. Él había gruñido. ¿Cómo hacía eso? Podía sentir la mirada de Miranda y no quería que me estuviese haciendo más preguntas. Me concentré de nuevo en mi comida y lancé una papa frita en mi boca. Leif y Wyatt habían vuelto a hablar del juego, así que tuve tiempo de enfocarme de nuevo en mis amigos y no en Justin.

Leif se inclinó de nuevo contra el sillón y liberó mi mano, deslizando la suya detrás de mis hombros y luego gentilmente apretándome contra él.

Miranda sonrió.

—Así que ¿Cuándo vamos a escoger vestidos para el Baile de Bienvenida? —Me preguntó.

Fruncí el ceño hacia ella. Leif y yo no habíamos hablado del baile de bienvenida. Estábamos saliendo , pero no me había dicho nada sobre llevarme al baile. Ya había decidido quedarme en casa a ver películas viejas y comer palomitas de maíz. La mirada de Miranda iba de mí hacia Leif, como valorando la situación

— Le preguntaste, ¿Verdad? —Preguntó en tono irritado. Leif giró su cabeza y me miró.

—Solo asumí que estaba arreglado ¿Se suponía que debía preguntar?

La mueca de preocupación en su rostro era adorable. Le sonreí, esperando tranquilizarlo. No me gustaba preocuparlo. Parecía muy sensible emocionalmente.

—Leif, siempre se supone que debes pedirle ir al baile a una chica. Asumirlo es algo malo. —El tono de corrección de Miranda me hizo reír. El ceño de Leif se suavizó y deslizó su dedo debajo de mi barbilla, y gentilmente acarició la línea de mi mandíbula con su pulgar.

—__(tn), ¿Te gustaría hacerme el honor de ser mi cita para el Baile de Bienvenida? La posibilidad de no ser capaz de sostenerte en mis brazos toda la noche es desgarradora.

Miranda suspiró desde el otro lado de la mesa.

—De acuerdo, eso fue hermoso. ¿Por qué no me preguntaste así? —Le preguntó a Wyatt.

Wyatt le lanzó a Leif una mirada irritada.

—Gracias, amigo. La próxima vez que decidas demostrar tu lado romántico, ¿Podrías hacerlo a solas?

Me reí y Leif continuó mirándome. Asentí y se inclinó para besarme. Me preparé mentalmente para el gruñido, y en el momento en que lo escuché, bajo y enfadado en mis oídos, sonreí.

La habitación se mantuvo vacía. Con un suspiro de derrota, volví hacia la puerta y la abrí. Necesitaba dejar de jugar con lo sobrenatural y arreglarme.

****

—¡Vaaaaamos PIRATAS! —Miranda anima altísimo desde su asiento a mi lado. Íbamos ganando por dos touchdowns y la multitud comenzó a celebrar locamente. Al juego solo le faltaban cuatro minutos para terminar y no había visto a Justin por ningún lado. Aparentemente, Kendra no lo había visto tampoco, ya la había estado observando mientras animaba en el campo de futbol. Seguía buscando entre la multitud, por él. Por supuesto, sus razones de querer verlo eran completamente distintas a las mías. Sin mencionar el hecho de que las de ella no eran ni de cerca tan importantes.

Con cada ceño en su rostro, supe que no había visto al elusivo Justin Bieber.

Necesitaba encontrarlo antes que el juego terminara. Salir con Leif a celebrar la victoria más tarde sería obstaculizado por las preguntas sin respuestas en mi cabeza.

—¿Podrías dejar de buscar en la multitud a la estrella de rock y mirar a tu novio? —Siseó Miranda en mi oído. Debía haber sabido que me descubriría.

Fruncí el ceño. —No estoy buscando a la estrella de rock. El fútbol simplemente me aburre.

Miranda rió y rodó sus ojos. —Solo tú saldrías con el mariscal ardiente y luego admitirías que te aburre el fútbol.

Me encogí de hombros y luego volví mi atención a la acción que ocurría en el campo. En el momento en que mis ojos se fijaron en Kendra, vi como su rostro se iluminaba mientras veía a alguien abajo en las gradas. No podía verlo desde donde me encontraba, pero sabía que había llegado. Esa sería la única razón por la que Kendra cambiaría su irritada expresión por una de encanto total.

Miré hacia Miranda y Wyatt, quienes se encontraban observando el juego. La expresión de Kendra no era algo a lo que prestaban atención.

Busqué mi bolso. —Voy a comprar algo de tomar, ¿Quieren algo? — Pregunté, deseando que dijeran que no. No quería ser apresurada. Necesitaba encontrarme a solas con Justin y obtener algunas respuestas.

—No, el juego ya casi termina y vamos al Grill a celebrar. Podemos tomar algo allí.

Deslicé mi bolso sobre mi hombro. —Tengo sed ahora. Nos vemos en el campo cuando todo esto termine. —Miranda busca a mí alrededor por entre la multitud. No tenía que preguntar para saber que buscaba a Justin. Por suerte, él no se había aparecido a la vista.

Miranda me miró nuevamente y se encogió de hombros.

—De acuerdo —Me giré y caminé rápidamente antes de que viera a Justin o decidiera que quería algo de la tienda.

Justin se encontraba de pie mirando el juego en el campo con los brazos cruzados, como si estuviese aburrido. Sus ojos se encontraron con los míos en el momento en que aparecí por la esquina. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. No tenía tiempo para lidiar con sus astutos comentarios sobre yo queriendo encontrarlo.

—Necesito hablar contigo a solas, ahora. —dije susurrando mientras pasaba a su lado y me dirigía hacia el oscuro estacionamiento. No me giré para ver si me seguía. Podía sentir su presencia. Una vez supe que nos encontrábamos fuera de la vista de todos, me giré para mirarlo.

—¿Quién es ella? —Pregunté.

Justin frunció el ceño.

—Se más específica, por favor.

Suspiré y cerré los ojos contra la distracción que su voz siempre me significaba. Costaba concentrarme, viéndolo a la luz de la luna.

—El alma que vino a mi casa y me tocó y habló conmigo. Me dijo “está fijado” dos veces.

Justin se tensó visiblemente y se acercó a mí.

—¿Qué? —Preguntó con expresión sorprendida en su rostro.

—Un alma vino a mi casa. Me tocó y habló conmigo. Las almas nunca me hablaban, antes de que llegaras. Incluso entró a mi habitación. — Murmuré, con miedo de que alguien pudiese escucharme.

—¿Dijo “está fijado”? —Preguntó, con voz tensa. Podía darme cuenta que trataba de controlar su temperamento, simplemente, no sabía por qué se molesto. Asentí, mirándolo de cerca.

Caminó más dentro en la oscuridad y luego subió su mirada enojada al cielo.

—No jodas conmigo. —dijo en voz alta y fuerte. Retrocedí, sin estar segura de a qué le gritaba. Se quedó de pie con la espalda hacia mí, tomando profundas bocanadas de aire, y esperé, deseando no haberlo traído sola aquí en la oscuridad.

Lentamente se giró. Incluso en la oscuridad, claramente podía ver sus ojos mieles.

—Voy a estar vigilando. —Su voz sonaba aún más intensa que antes.

Di un paso atrás, aterrorizada por el creciente brillo en sus ojos, saliendo desde la profundidad de su pecho.

— Si se acerca a ti, o cualquier otra… alma se acerca a ti, adviérteles que vas a decirme. ¿Entiendes? —Me encontraba asustada. No de Justin, pero de… algo.

—¿Quién es ella? —Pregunté de nuevo.

En su rostro se reflejó una mirada torturada antes de girarse lejos de
mí.

—Alguien que ha venido a corregir algo malo.

Caminé más cerca de él, necesitando saber más, pero sacudió su cabeza en protesta y luego desapareció. Me quedé de pie, sola en el estacionamiento. Debido a los recientes acontecimientos, no me gustaba estar aquí afuera, sola. Aun sabiendo que Justin se encontraba lo suficientemente cerca, que vendría si lo llamaba. Las celebraciones se escuchaban desde el campo, señalando que el juego había terminado.

Capítulo 7


—Tengo entendido que éste es tu primer juego de fútbol. —dijo mi madre, sonriendo desde el lavado de la cocina, donde se encontraba de pie, escurriendo fideos en forma de lazos.

Me encogí de hombros. —Supongo.

Alzó la mirada para verme. —¿Y saldrás con el mariscal cuando termine?

Comencé a responderle, cuando un alma entró a la cocina por las puertas cerradas que dan al patio. Me puse rígida. Había pasado un largo tiempo desde que un alma había vagado por nuestra casa. El alma parecía joven. Su cabello colgaba por su espalda en largas ondas rubias. Parecía que flotara alrededor de su cintura. Comencé a hacer lo acostumbrado y actué como si no la hubiese visto, pero se detuvo directamente frente a mí y empezó a estudiarme detenidamente. Sus ojos parecían translúcidos y sus pestañas eran increíblemente largas, pero tan rubias que parecían casi indetectables. Su cabeza se inclinó a un lado mientras se acercaba hacia mí, como si yo fuera algún tipo de experimento científico que le llamaba la atención.

—¿Cariño?

La voz de mamá me despertó de mi trance. Quité mi mirada del alma, lo cual era un poco difícil ya que se encontraba tan cerca de mí que podía estirar la mano y tocarla.

—Um, sí, lo siento. —Mamá ya no parecía divertida. Me frunció el ceño, con el colador de fideos en las manos ya olvidado.

—¿Te encuentras bien, __(tn)? Tal vez deberías quedarte en casa y descansar. Toda una semana de clases debió haber sido difícil después de todo lo que has pasado. —Me forcé a mí misma a no temblar cuando una fría mano tocó mi cabello.

—Es lindo. —El musical sonido de la voz del alma me sorprendió. Salté lejos de ella.

—¿__(tn)? —Tomé una gran bocanada de aire para calmarme, y forcé una sonrisa que esperaba fuera normal.

—Estoy bien, solo un poco nerviosa. Necesito terminar de arreglarme antes de que Miranda y Wyatt lleguen.

Mamá asintió y su sonrisa regresó.

—De acuerdo, entonces. Supongo que los nervios son entendibles cuando uno va a tener una cita con un chico tan guapo. —Guiñó e intenté mantener mi sonrisa falsa antes de girarme y salir de la cocina. Cerré la puerta de mi habitación y me giré para ver si el alma me había seguido.

—¿Estás buscándome? —La musical voz provino detrás de mí. Me volteé, sorprendida y dejé salir un audible chillido.

—¿Qué estás haciendo? —Pregunté, confundida.

¿Por qué las almas habían comenzado a hablarme? Dejó salir una risita que sonó similar al repique de las campanas.

—Ya está fijado. —dijo simplemente y caminó más cerca de mí. Tendí ambas manos al frente como si eso evitaría que se acercara.

—No te acerques más. —dije, dándome cuenta que, por primera vez en mi vida, me sentía completamente aterrorizada de un alma.

Frunció el ceño. —No eres muy amigable.

Dejé escapar una pequeña risa.

—¿Qué? ¿No soy amigable con una fantasma que flota en mi casa y comienza a tocarme? Bueno, disculpa mi mala educación, pero esto es un poco perturbador.

Su ceño parece tomar una expresión comprensiva.

—Ah, sí. Bueno, supongo que solo asumí que ya estabas acostumbrada a nosotros.

Así que sabía que podía ver almas.

—¿Quién eres? —Pregunté de nuevo, deseando que mi voz sonara firme en vez de, sin lugar a dudas, temblorosa.

No respondió, pero volvió a estudiarme detenidamente— Necesito arreglarme para salir antes de que mis amigos lleguen. Si no tienes ningún propósito al estar aquí, entonces, ¿Podrías encontrar otra casa por la que vagar?

Su risa cantarina llenó la habitación nuevamente.

—No vago por las casas de las personas. —Como si yo hubiese dicho la cosa más tonta que alguna vez hubiese escuchado— Está fijado. —dijo de nuevo, sonriendo ampliamente.

Empecé a preguntarle a lo que se refería cuando, una vez más, me quedé sola en mi habitación. Me giré en círculos, esperando verla caminando por allí, pero se había ido.

Necesitando escuchar la normalidad que era escuchar el canto desafinado de mi madre mientras preparaba la cena, fui y abrí la puerta de mi habitación. Necesitaba ver a Justin. Quería respuestas.

Antes de Justin, las almas no hablaban conmigo. Me había gustado de esa manera. Me gustaría mantenerlo de esa manera. No me agradaba la idea de que las almas caminaran hacia mí, me tocaran y me hablaran. Podía lidiar con su presencia, pero prefería ignorarlas y, en respuesta, ser trataba como todos los demás. Di otra rápida vuelta en mi habitación y en silencio cerré la puerta. Caminé al otro lado del cuarto, poniendo distancia entre la puerta y yo. Lo último que necesitaba era que mi mamá escuchase lo que estoy a punto de hacer.

—Justin. —dije en voz alta.

Me había hablado desde el otro lado de un pasillo lleno de gente. Me imaginaba que podía escucharme en cualquier lugar. Pero igual no era ninguna experta en las señales de las almas. Nunca había sentido la necesidad de contactar alguna. Esperé, pero nada sucedió.

Me giré para revisar detrás de mí. —¿Justin? —dije nuevamente, sintiéndome estú.pida.

No miré hacia él. —¿Qué quieres decir? —¿Acaso notó el rubor en mis mejillas cuando dijo el nombre de Justin? Dios, esperaba que no.

—El tipo parece que no puede apartar los ojos de ti. No es que lo pueda culpar. —Me pasó el brazo por los hombros y me atrajo como si necesitara aferrarse a mí. Al instante la culpa me inundó. La forma en que me estremecía y me fundía cuando estoy cerca de Justin, no era justo para Leif. Un tirón extraño dentro de mí, convirtió todo alrededor y me hizo agarrarme al brazo de Leif en busca de apoyo. Tal vez esto era un sueño después de todo. Era casi como si algún dominio de hierro estuviera tratando de obligarme a detenerme y dar marcha atrás.

—¿Estás bien? —La voz de Leif tenía preocupación. Sabía que él pensaba que había perdido mi mente. Nada acerca de la manera en que actuaba era cuerdo.

Le sonreí tranquilizadoramente. —Estoy bien. —Incapaz de luchar contra el tirón invisible, miré hacia atrás y mis ojos inmediatamente encontraron a Justin, rodeado de chicas, pero sus ojos miraban directamente sobre mí. Incluso desde esta distancia, podía sentir el calor de su intensa mirada.

—Él parece ser un tema caliente. —Murmuró Leif, mientras su mirada seguía la mía.

Sacudí la cabeza de vuelta, furiosa conmigo misma por ceder y buscarle. La preocupación en la voz de Leif lo decía todo. Necesitaba controlarme.

—Sinceramente, no tengo ni idea de lo que canta o la banda en la que está.

Leif besó la parte superior de mi cabeza. —Me gustaría que Justin Bieber hubiera escuchado eso. —Pareció relajarse a mi lado.

Eso no es cierto, __(tn). Tú disfrutas de tu pequeño concierto privado cada noche mientras duermes.

Me quedé inmóvil sujetando el brazo de Leif más fuerte. ¿Qué diablos fue eso? ¿Acababa Justin de hablar en mi cabeza? ¡Dios, esto tenía que ser un sueño! Se volvía más loco por momentos. Me desprendí del brazo de Leif y me pellizqué tan duro como fue posible.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó, con una mirada de confusión en su rostro. Mi cara se puso caliente. En cuestión de minutos estaría de color rojo brillante. No estoy segura si era por el hecho de que Justin acababa, de alguna manera, de hablarme en el oído aunque estuviera al otro lado del pasillo, o por el hecho de que me pellizcaba en el pasillo como una loca.

Relax, (tn), nadie me escucha aparte de ti. Quita el encantador sonrojo de tu rostro. Tu amigo, quien parece pensar que le perteneces, va a pensar que estás loca.

Me di la vuelta, esta vez necesitando ver dónde estaba. Era la voz de Justin la que había oído. Tan claramente como si estuviera de pie a mi lado, inclinándose hacia mi oído. Justin no encontraba justo a mi lado. Seguía donde yo recordaba: de pie en el extremo opuesto del pasillo, escuchando a una chica pelirroja, estudiante de primer año, que parecía estar en las nubes por la atención de Justin. Su mirada dejó la de ella y se encontró con la mía. Me guiñó un ojo y me dio su sonrisa maliciosa antes de mirar atrás a la muchacha a su lado. Me tragué el miedo corriendo a través de mí y me alejé de él. ¿Me habría realmente hablado desde el otro lado del pasillo sin que nadie lo hubiera escuchado?

—¿Estás bien, __(tn)? —La voz de Leif rompió mi momento de pánico y
me las arreglé para forzar una sonrisa y un guiño.

—Sí, pensé que me había olvidado de algo, pero no lo hice.

Leif se rió entre dientes. —¿El medicamento sigue jugando contigo? — Preguntó con una voz que ayudó a traerme de vuelta a la normalidad.

Él era normal. Él era real. —Um, sí, creo que sí. —Si tan sólo hubiera tomado medicamento para el dolor esta mañana, tal y como seguía diciendo, entonces podría culpar de todo esto a los productos químicos. Pero sabía la verdad. No había tomado nada. Me estoy volviendo loca por mi cuenta.

***

—Hablé con Leif durante el discurso y le sugerí que nosotros cuatro fuéramos a ver una película esta noche para celebrar tu regreso a la escuela —dijo Miranda desde el otro lado de la mesa de la cafetería. Había estado tan perdida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que se había sentado frente a mí.

Miré hacia arriba. —Eso suena como una gran idea.

Miranda frunció el ceño, inclinó la cabeza y se acercó más a mí. — ¿Estás bien?

Forcé una sonrisa y asentí con la cabeza. Convencer a mí mejor amiga de que no me volvía loca internamente, iba a ser difícil. Como era de esperar, levantó las cejas y me dio el “no te creo” con los ojos mientras se echaba hacia atrás. Por suerte, Wyatt eligió ese momento para unirse a nosotras, por lo que ella no tenía la oportunidad de probarme más.

—Esta noche después de la práctica de fútbol de Leif, todos vamos a ir al cine para celebrar la recuperación de __(tn).

Wyatt me miró con cara de preocupado. —¿Estás bien para eso?

Asentí con la cabeza. —Claro, me siento mucho mejor. Tengo que salir y hacer algo normal.

La sonrisa de Miranda regresó. —Entonces, está arreglado. Ahora, todo lo que queda es decidir qué película vamos a ver. —Los ojos de Miranda se quedaron mirando algo por encima de mi cabeza—. Uf, no me extraña. — dijo en tono de disgusto.

Eché un vistazo hacia atrás para ver lo que ella encontraba tan irritante. Kendra entró con el brazo metido dentro del codo de Justin, sonriendo tímidamente hacia él, mientras que hablaba con ella. Era evidente que disfrutaba de su atención. No sería el primer hombre en ser víctima de sus atenciones. Kendra hacía un completo paquete de perfección, si dejabas aparte su personalidad. Volví la cabeza hacia atrás, esperanzada de poder cubrir las emociones agitadas en mi estómago. La visión de ella, del brazo de él, me puso un poco enferma.

—Sería Kendra la que consiguiera a Justin. —dijo Miranda, en un tono de disgusto, antes de tomar un bocado de su ensalada.

—Espero que no sean celos lo que estoy escuchando en tu voz. Teniendo en cuenta que sería un golpe a mi ego. —dijo Wyatt en broma y Miranda lo fulminó con la mirada.

—Por supuesto que no. Ojalá Justin no haya decidido dar su atención, a esa perra asquerosa. Hay un montón de otras chicas hermosas en esta escuela que serían mucho mejores opciones.

Wyatt se rió entre dientes. —¿Cómo quién?

Miranda se encogió de hombros. —No lo sé. Simplemente alguien que no sea Kendra. —Wyatt se rió en voz alta y meneó la cabeza.

—¿Qué me perdí? —Preguntó Leif, mientras se sentaba a mi lado.

—Nada, —Le respondí un poco demasiado rápido. Wyatt asintió con la cabeza hacia donde Justin y Kendra se sentaban en una sola mesa—, parece que Miranda cree que cualquiera sería una mejor opción para Justin , que Kendra.

Leif asintió con la cabeza. —Es probable que tenga razón. Sin embargo, mientras no se detenga a comer con los ojos a mi chica, no me importa a quién le da su atención.

Miranda alzó las cejas en sorpresa hacia mí. —¿En serio ha estado comiéndote con los ojos?

Rodé mis ojos. —No. —Mi rápida respuesta ni siquiera sonó creíble para mis propios oídos.

—Sí, lo ha hecho. —dijo Leif, alcanzando mi mano debajo de la mesa.

Me dio un apretón suave, como para tranquilizarme. Suspiré y me relajé. No tenía sentido discutir con él. Sabía que Justin me observaba con más frecuencia que cualquier otra persona. No me había dado cuenta de la forma posesiva en que me sentía hacia él, hasta que había visto a Kendra conseguir su atención. Podía ir a cantar a Kendra para dormir con su guitarra y su música de belleza inquietante.

Oí una baja risa y me volví para mirar a ambos, Leif y Wyatt, cuyas bocas estaban llenas de comida. Me quedé inmóvil y miré hacia atrás, a la mesa donde Justin parecía tener una conversación privada con Kendra. Sus ojos dejaron los de ella y me dio una mirada divertida antes de volver a la perfecta rubia a su lado.